

Las Cartas de Verónica son el tejido íntimo que acompaña a El Ciclo de Verónica. Aquí, la voz se vuelve narrativa —confesional sin exhibicionismo— para explorar el deseo, la memoria y el consentimiento con una honestidad tierna que no confunde intensidad con prisa. Donde los poemas susurraban, estas cartas hablan; y al hablar, revelan la textura cotidiana de lo sagrado: el umbral, la espera, el silencio que sostiene, la pérdida que aún ilumina. Es la misma historia vista desde adentro, con la respiración cercana de quien no pretende explicar, sino honrar lo que ardió.
Carta + título
Extracto 1
Carta I:
La Puerta Entreabierta
La ciudad del valle, abril — noche cerrada, corazón abierto Porque los sueños no impregnan las sábanas con aroma de piel y misterio. No dejan mis manos temblando, buscándote aún. No me despiertan con la huella viva de un beso que aún quema en mis labios. “[…]” Abriste una puerta imposible de cerrar. Una puerta que conduce no a otra habitación, sino a un horizonte aún por explorar. Un “tal vez”. Un susurro que dice: “¿Y si…?”
Extracto 2
Carta V:
Piscina, Sauna, Silencio
La ciudad del valle, abril — vapor en el aire, agua sobre la piel No todas las memorias nacen de las palabras. Algunas viven en la piel, en la humedad, en el calor que no abrasa pero transforma. Esa tarde— en la piscina, en el sauna, en los silencios compartidos que no pedían explicación— algo se abrió en mí. De Las Cartas de Verónica (Selección).
Extracto 3
Carta XII:
¿Fue real?
La ciudad del valle, mayo — cuando el recuerdo empieza a parecerse al sueño A veces me pregunto si lo imaginé todo. Si aquello que vivimos fue apenas un espejismo, una breve coincidencia de cuerpos, una invención nacida de un deseo que nunca supo cómo nombrarse. Una semana ha pasado. Siete días desde que te fuiste… “[…]” El silencio se ha instalado entre nosotros como una presencia tangible. No es hostil— solo definitivo. De Las Cartas de Verónica (Selección).